Alto del Perdón. caravana de peregrinos

martes, 29 de junio de 2010

Día 22 de Mayo. De Roncesavalles a Cizur
























































Salimos de Espinal a primera hora. Nada más incorporarnos, el Camino nos recibe con una generosa cuesta que nos lleva al Alto de Mezkiritz donde se encuentra una imagen de la Virgen de Roncesvalles. Afrontamos una refrescante bajada que cruza un hayedo en el que tenemos que sortear unrebaño de vacas. Seguimos hasta Bizkarreta y continuamos hasta Lintzoain donde empieza de hecho la subida al puerto del Erro. Nada más dejar a nuestra derecha el frontón, se nos presenta una empinada cuesta encementada que cuesta lo suyo de superar. Finalizada esta cuesta, un mojón nos anuncia que hasta la cima quedan 4 km de una estrecha senda que, por la hora, estaba llena de peregrinos y se nos hizo practicamente imposible de hacerla toda encima de la bici. Con lluvia, realmente la senda se hace imposible de transitar. Por ello, aconsejan hacerla por carretara si ha llovido recientemente. Al cruzar la carretera asfaltada nos entretenemos hablando un rato con un grupo de ciclistas navarros, de carretera, simpáticos y dicharacheros que nos explican diversas noticias ciclistas dela zona. Quizá porque les hacia gracia nuestra presencia o, lo más seguro, porque entramos todos en agradable charla con una peregrina argentina que nos contó el motivo de su estancia por la zona.
De vuelta a la ruta, acometimos la última parte del peligroso descenso para entrar en Zubiri y al valle de Esteribar por el Puente de la Rabia que salva el río Arga.
Pasamos por el yacimiento de magnesita para acceder a Larrasoaña, población que no cruzamos y seguimos siempre al lado del Arga, entre medio de frondosa arboleda, hasta llegar a Zurian. Por el paseo existente al lado del río, nos vamos acercando hasta Pamplona ciudad que atravesamos y nos dirigimos hasta Cizur donde nos aguarda el merecido descanso.

miércoles, 9 de junio de 2010

Día 23 de Mayo. De Cizur a Los Arcos.




















































































































































































































































































































































































































Salimos de Cizur a primera hora. Ya habia indidicios del calor que ese día pasariamos. Con las últimas casas de la urbanización nos damos de bruces con los campos de cereal y ya vemos, al fondo, la sierra del Perdón que será el primer escollo que tendremos que salvar el día de hoy. Después de una pista en constante ascenso, llegamos a la población de Zariquiegui donde reponemos agua e iniciamos propiamente el ascenso al Perdón. Resulta duro pero con paciencia se va ganando altura y dejamos a nuestras espalda la llanura que rodea a la ciudad de Pamplona. En el ascenso hay que bajarse en algunos tramos ya que el camino se convierte en escaleras. Pasamos la fuente de Gambellacos o, como es conocida comunmente, de la Reniega y tras un último esfuerzo nos encontramos ya en la cima donde nos sorprende una escultura en hierro forjado de una moderna caravana de peregrinos. El punto es un excelente mirador para ver toda la plana de Pamplona por una parte y la de Puente la Reina y Estella por la otra. La bajada se hace muy complicada por lo mal que está el terreno sobre todo en la primera parte del descenso (piedra suelta que nos obliga en algunos trechos a desmontarnos). Pasamos por Uterga, Muruzbal y Obanos (destaca la imponente iglesia de San Juan Bautista) para llegar al poco tiempo a Puente la Reina. Expléndida población a la que accedemos a su calle Mayor por la calle del Crucifijo pasando por el arco que une la iglesia y el convento sanjuanista. Más adelante, a la derecha, nos encontramos con la iglesia de Santiago que muestra una bella portada del S XII. El imponente puente sobre el Arga, que atravesamos, para seguir ruta como los antiguos peregrinos. Desde aquí hacemos la travesia con nuestro amigo Javier, un estudiante madrileño de la Universidad de Pamplona, que iba solo y decide unirse a nosotros. Dejamos Puente la Reina y nos sorprende una pendiente de unos 8 km, terrible por el calor pues la afrontamos al medio día, que nos lleva a la población de Mañeru, donde nos refrescamos en la fuenta de la plaza, y a Cirauqui donde comemos y descansamos a la sombra de la iglesia dejando pasar las horas más calurosas. Javier decide quedarse a dormir en el albergue pero nosotros queremos llegar a Los Arcos por lo que no tenemos más remedio que tirarnos otra vez a la pista. Pasamos por Lorca, Villatuerta y entramos en Estella. Se hace difícil salir de esta población ya que hay que subir por calles empinadas que endurece, si cabe, el tramo ciudadano. Al poco tramo y en ligero ascenso nos adentramos en el Monasterio de Irache. De aquí queda todavía queda una ligera subida hasta Villamayor de Monjardin. A los Arcos nos quedan unos 12 km en un bonito y rápido descenso por pistas de concentración parcelaria. Este último tramo lo realizamos ya sin sol lo que nos permite disfrutar del entorno con la maravillosa luz del atardecer. Nos cruzamos con un peregrino, joven, que no ha encontrado albergue en Villamayor y que ya se ha convencido que no llegará a Los Arcos y se preparaba para dormir al raso. Entramos en Los Arcos en plenas fiestas cruzando la calle Mayor por donde hacia breves momentos habian soltado a los toros.

domingo, 6 de junio de 2010

Dia 24 de Mayo. De Los Arcos a Logroño.










































































































Aunque la noche no fue muy descansada porque en Los Arcos estaban de fiesta, pudimos reponernos de la dura etapa del día anterior. Salimos pronto y con temperatura fresquita acometimos el último tramo de unos 29 km.
Dejamos Los Arcos saliendo por su porticada plaza de Santa Maria y traspasando el portal de Castilla nos adentramos en pistas de concentración agraria. Llegamos a Sansol para poco despues ascender a Torres del Río donde podemos admirar el templo octogonal, del s XII, del Santo Sepulcro. A partir de aquí el terreno se vuelve más quebrado y con múltiples y pesados desniveles para los ciclistas (muchos hay que salvarlos caminando por el mal estado del terreno y las duras rampas como la que hay para salvar el Barranco de Cornava). Una vez pasado Viana, ya vemos a lo lejos la ciudad de Logroño, nuestra meta, donde nos espera el buen amigo Fausto para almorzar y olvidarnos del polvo del camino.